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Detrás de mà se halla la tierra: su aspereza, su siempre firmeza. El hogar. El olor de lo familiar, sÃ, eso es la tierra. Y delante de mà hay un abismo (que no necesita adjetivos para ser hondo e insalvable), el mar y el cielo. Una noche densa, sus brazos negros intentando abarcar el universo.
No puedo pensar en la vida sin momentos como este. En el borde. Con el viento de cara. Con miedo. Con equipaje sobre los hombros. Con la desazón de quien está perdido y sabe que un dÃa volverá a encontrarse, aunque desconoce dónde. ¿Me darás tus alas, noche, antes de caer?