Gracias a ti he comprobado que todos tenemos un poquito de Max, que los cuentos nunca mueren, que da igual el tiempo que pase entre historia y suspiro porque siempre volvemos a respirar.
El cuento de mi infancia. De los primeros que leí por mí misma. Del que tenía un ejemplar destrozado que mi madre acabó tirándo (muy a mi pesar). Porque las paredes se convirtieron en el mundo entero y la cena todavía estaba caliente.
Es triste que el mismo día que yo llegué al mundo, él lo haya dejado. Pero los monstruos, Max y su traje de lobo siempre seguirán ahí, ¿no? Y eso es lo importante.
Soy Eleazar, periodista y autora de ciencia ficción. He publicado Bajo la piel de la ciudad, Andros ¡y más! En mis ratos libres practico kendo, pero también me gusta jugar a videojuegos y sentarme en un banco a comer pipas.
3 comentarios
El cuento de mi infancia. De los primeros que leí por mí misma. Del que tenía un ejemplar destrozado que mi madre acabó tirándo (muy a mi pesar). Porque las paredes se convirtieron en el mundo entero y la cena todavía estaba caliente.
ResponderEliminarEs triste que el mismo día que yo llegué al mundo, él lo haya dejado. Pero los monstruos, Max y su traje de lobo siempre seguirán ahí, ¿no? Y eso es lo importante.
Noticia triste la de hoy...siempre nos quedarán los momentos que pasamos y en papel, sus obras. Besos!
ResponderEliminarLe veremos en los cuentos, chicas ^__^ Es lo bueno de ser escritor, nunca mueres del todo.
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