El navegador de a bordo borró las coordenadas de la misión y trazó una ruta bien conocida para Equis. […] El trayecto hasta su hogar era largo, así que cedió el pilotaje a Dana II, la IA de su nave, y cerró los ojos. Aproximándose a las lindes del sueño, Equis pensó en que con suerte en casa volvería a soñar. De momento tendría que conformarse con la negrura infinita y unas estrellas que, a ojos de quien llevaba meses recluido en el espacio, carecían de esplendor.
Soy Eleazar, periodista y autora de ciencia ficción. He publicado Bajo la piel de la ciudad, Andros ¡y más! En mis ratos libres practico kendo, pero también me gusta jugar a videojuegos y sentarme en un banco a comer pipas.
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