Esta es mi zona de confort ideal. Fuente. |
Del terror de Shirley Jackson he aprendido que la ambientación es capaz de sostener cualquier giro de guion conocido por el lector avezado. Piensa: los fantasmas de este libro querrán asustarme. Pero ¿y si lo que te inquieta realmente es todo lo demás? Las olas de oscuridad ascendiendo a medida que los personajes suben las escaleras hacia sus habitaciones, o, sin ir más lejos, la presentación de Hill House, que a mà me envaró en el sofá:
Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan. Hill House, nada cuerda, se alzaba en soledad frente a las colinas, acumulando oscuridad en su interior; llevaba asà ochenta años y asà podrÃa haber seguido otros ochenta más. En su interior, las paredes mantenÃan su verticalidad, los ladrillos se entrelazaban limpiamente, los suelos aguantaban firmes y las puertas permanecÃan cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allÃ, caminaba solo.
Al primer contacto visual con la casa, Eleanor, una de las protagonistas, piensa: es una casa vil. Espero que nadie me mire de ese modo; precisamente de ese modo quiero influir en el lector, trabajando su orientación en el escenario para que se familiarice con cada esquina y cada gesto de los personajes. El resto viene solo. Y, bueno, opinión personal e intransferible ahora: esta clase de ambientaciones (oscuras y opresivas, pero también drásticas) no son tan frecuentes en los mundos fantásticos. No me refiero al terror psicológico, sino a la capacidad del que escribe para mostrar las imágenes de su cabeza. Yo tengo un problema con la exposición, y es que soy impaciente. Enseguida quiero ir a la acción. Prefiero detenerme poco tiempo en los paisajes o en las emociones. Es mi talón de Aquiles (bueno, uno de tantos). Por eso he llegado a la conclusión de que necesito leer más libros donde la exposición forme parte de la exploración tanto fuera como dentro del personaje, y asiente las bases de la historia que quiero contar. Dicho asÃ, hasta parece fácil.
Además, he abierto la veda a otro terreno virgen para mÃ: ¡los cómics! Ya empecé con El castillo de las estrellas, de Alex Alice y con La lÃnea del tiempo: un viaje por la historia, de Peter Goes (que no es exactamente un cómic a decir verdad). El domingo arrasé mi cartera y compré Paper Girls (I y II) de Brian K. Vaughann y Leñadoras, de Noelle Stevenson. De momento estoy acertando. Se aceptan recomendaciones de lo que queráis. ¿Qué me gusta? Una historia divertida, seria o graciosa, que os haya encantado. Si además tiene un elenco protagonista bien construido, estoy dentro.
Por si he sido poco efusiva: ¡compradlos! ¡Están genial! |